• +56 9 9991 8792
  • Estoril 50 Oficina 206 Las Condes
  • Lunes - Viernes: 9.00am - 6.00pm
  • +56 9 9991 8792
  • Estoril 50 Oficina 206 Las Condes
  • Lunes - Viernes: 9.00am - 6.00pm
educacion-y-salud-menstrual

Educación y salud menstrual

¿Qué creencias hemos heredado culturalmente en torno al ciclo menstrual? ¿Qué nos comunicaron nuestros familiares cuando nos llegó la menstruación? ¿Hemos sentido vergüenza al hablar de nuestra menstruación o la hemos escondido frente a otras personas? ¿Qué creencias nos siguen transmitiendo los medios de comunicación y la publicidad en torno a este tema? ¿Cómo es la educación menstrual que nos enseñó sobre nosotras mismas y nuestros ciclos?                
                
La menstruación ha sido un tema tabú en nuestra sociedad, y probablemente, de forma inconsciente, quizás hayamos interiorizado algunas creencias y actitudes devaluatorias hacia nuestro ciclo menstrual. Pero en realidad, cuando hablamos de ciclo menstrual, nos referimos a un proceso fisiológico natural y valioso: la menstruación es el quinto signo vital, una señal fisiológica que nos permite monitorear nuestra salud y bienestar mes a mes. Acercarnos a nuestra menstruación de una manera atenta y amorosa es un camino posible para poder vivirla de forma placentera y valernos de ella para nuestro autocuidado.

Por otra parte, si analizamos la educación menstrual a la que hemos tenido acceso a lo largo de nuestra vida, probablemente nos daremos cuenta que aprendimos algunas cosas sobre lo que sucede en nuestro cuerpo a nivel biológico, lo cual es fundamental pero es sólo una de las tantas dimensiones del ciclo menstrual. Comprender nuestro ciclo implica ir más allá de lo que nos sucede a nivel físico, pues a lo largo de nuestro ciclo menstrual también experimentamos cambios en nuestras emociones y forma de sentir, en la percepción, en nuestra energía, en la capacidad para socializar e interactuar con el entorno, etc.

Nuestros cambios cíclicos nos invitan a transitar por momentos donde contamos con gran energía y mayor facilidad para interactuar con el mundo exterior, así como momentos donde necesitamos mayor descanso, reflexión y conexión con nuestro mundo interno. Tener en consideración esto es fundamental para poder vivir nuestro ciclo menstrual sin culpas ni represiones, brindándonos los espacios que necesitemos para nuestro auto y mutuo cuidado.

Si bien con el paso de los años se han ido transformando las creencias dominantes sobre el ciclo menstrual y se han expandido perspectivas que desestigmatizan la menstruación, esta experiencia sigue estando rodeada de silencio, tabúes y prejuicios, a pesar de que somos muchas personas quienes menstruamos y lo hacemos durante gran parte de nuestra vida.

Tenemos derecho a saber sobre nuestra salud menstrual, a estar informadas sobre los cambios que ocurren en nuestro cuerpo y mundo emocional, a vivir nuestro ciclo libremente, sin vergüenza y con la información necesaria para poder gestionarlo con tranquilidad y seguridad. 
                                
El ciclo menstrual es un proceso natural que ocurre mes a mes a lo largo de nuestra edad fértil, la cual comienza junto a la menarquia, primer ciclo menstrual que se da en las fases tempranas de la adolescencia, y que finaliza con la menopausia, etapa de culminación de los pulsos hormonales que provocan todo este ritmo de transformaciones cíclicas.

El ciclo menstrual inicia el primer día de la menstruación y finaliza el día anterior al inicio del siguiente ciclo. Habitualmente dura entre 21 y 35 días en adultas y entre 21 a 45 días en adolescentes.

Por lo general, cuando estudiamos sobre el ciclo menstrual en la literatura, nos encontramos con ejemplos de ciclos de 28 días, sin embargo, en la mayoría de las personas los ciclos tienen diferente duración, y no por eso son irregulares. Ser regular no significa que nuestros ciclos deban durar exactamente lo mismo, es más, nuestros ciclos menstruales varían mes a mes, y es muy común que presentemos una diferencia de aproximadamente una semana entre los ciclos más cortos y los más largos.

Existen varias maneras de clasificar las fases del ciclo menstrual para estudiarlo y comprenderlo con mayor facilidad. A partir de lo que ocurre en los ovarios, sus fases se pueden clasificar en fase folicular y fase lútea. Desde lo que sucede a nivel uterino se puede clasificar en fase proliferativa y fase secretora. También se puede dividir en fase menstrual, fase pre-ovulatoria, fase ovulatoria y fase pre-menstrual.

La forma en que las personas vivimos nuestro ciclo menstrual es muy distinta, pues es un proceso regulado por una compleja red neuroendocrina configurada por nuestras condiciones genéticas y estilo de vida, nuestra alimentación, actividad física, hábitos de sueño y salud mental, además de nuestras creencias y condiciones socioculturales, etc.

La menarquia es nuestro primer sangrado menstrual. Habitualmente corresponde al último evento de la pubertad, aquella etapa de la vida en la que aparecen nuestras características sexuales secundarias, donde nuestras mamas comienzan a desarrollarse, empieza a crecernos vello púbico y axilar, nuestros genitales aumentan su tamaño, las glándulas cutáneas comienzan a producir más grasa y nuestro cuerpo crece significativamente en altura y peso.

A pesar de que no podemos predecir el momento exacto en que ocurrirá nuestra menarquia, existen ciertos eventos o señales que nos indican que está próxima a ocurrir. La edad promedio en que ocurre es a los 12-13 años, pero puede suceder hasta los 16 años. Su inicio tiene un componente hereditario, es decir, nos puede entregar una pista el preguntarle a nuestra madre y/o abuela a qué edad les llegó la primera menstruación. También se puede ver afectado por el estilo de vida, siendo el sedentarismo y la obesidad condiciones que suelen adelantar la edad de la menarquia, mientras que la desnutrición y el estrés crónico tienden a retrasar su llegada.
 
Es importante considerar que en este periodo de la vida es frecuente tener ciclos menstruales irregulares, así como también es posible tener menstruaciones intensas. Esto sucede porque el cuerpo se está adaptando a cambios hormonales propios del ciclo menstrual, no obstante, lo más habitual es que con el tiempo el organismo comience a estabilizarse, dando como resultado periodos más leves y regulares. Debemos tener en cuenta que no siempre será fácil menstruar: en ocasiones podemos sentirnos mal, otras veces puede que nuestra menstruación interfiera en nuestros planes, pero también habrá momentos en que podremos vivirla de manera suave y tranquila.

Al llegar nuestra menarquia es posible que nos sintamos diferentes, podemos experimentar ansiedad o temor. Si esto te ocurre, tranquila, ten en cuenta que no por haber tenido tu primera menstruación pasarás a ser adulta de un momento a otro, este proceso es un camino progresivo, por lo que tómartelo con calma será una muy buena estrategia para abordar esta transición. Además, nunca olvides que menstruar es un proceso fisiológico de nuestro cuerpo y estamos capacitadas para poder gestionarlo de buena manera. Podemos aprender a habitar esta experiencia de forma positiva, e incluso es posible aprender a potenciar las diferentes habilidades que tenemos en cada momento del ciclo.

Fuente: Catalina Correa